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A días de iniciar una nueva Cuaresma que comienza el 5 de marzo, Miércoles de Ceniza, y se extiende hasta el 17 de abril, víspera de la Pascua, estamos invitados a  vivir un proceso de purificación y conversión para prepararnos espiritualmente para la resurrección de Cristo.

El nombre Cuaresma proviene del latín quadragésima, que significa "cuarenta días". Este tiempo tiene un gran significado bíblico, ya que el número 40 simboliza prueba, reflexión y renovación interior. En las Escrituras, encontramos que el número 40 aparece en momentos clave de la historia de la salvación: los 40 días de lluvia durante el diluvio (Génesis 7:12), los 40 años que el pueblo de Israel pasó en el desierto y los 40 días que Jesús pasó en el desierto antes de comenzar su misión pública.

A lo largo de la Cuaresma, los católicos estamos llamados a vivir intensamente tres prácticas fundamentales: la oración, el ayuno y la limosna. El ayuno no solo implica abstenerse de ciertos alimentos, sino también de actitudes y comportamientos que nos apartan de la voluntad de Dios. La limosna nos recuerda la importancia de compartir con los demás y practicar la solidaridad, mientras que la oración nos ayuda a fortalecer nuestra relación con Dios.

En estos 40 días, en Chile se nos invita a sumarnos a la campaña de Cuaresma de Fraternidad que busca apoyar a los grupos más vulnerables del país. Para ello, se nos entrega la “alcancía de Cuaresma” a la salida de las Misas del Miércoles de Cenizas, que serán el 5 de marzo a las 9:00 y 19:30 hrs.

Así, la Cuaresma no es solo un tiempo de sacrificios, sino también de profunda renovación espiritual y solidaridad con el prójimo.