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Este 27 de abril celebramos la fiesta de la Divina Misericordia, instituida en el año 2000 por el papa Juan Pablo II, haciendo oído a las revelaciones recibidas por Santa Faustina Kowalska.

A esta religiosa polaca, el Señor le confió su deseo de que se dedicara un domingo del año a exaltar su misericordia, prometiendo grandes gracias para quienes se confiesen y comulguen ese día con confianza en su amor.

Esa es la invitación que nos hace Jesucristo, contemplar los rayos de misericordia que emanan de su Sacratísimo Corazón, ese corazón que tanto nos amó y en la Cruz fue atravesado por una lanza, abriéndonos torrentes de misericordia desde los cuales brotó la Iglesia.

En este día acudamos a la Santa Misa, pasemos un momento ante el Santísimo y recemos a las 3 de la tarde la Coronilla de la Divina Misericordia, teniendo en todo momento en nuestra mente la bella jaculatoria que nos recuerda que el amor de Dios es infinito: “Jesús, en Ti confío”.